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Tesla comenzó la semana con una caída en sus acciones, presionada por nuevas noticias que provienen de China y por señales de que su tan anticipado proyecto de robotaxis en Estados Unidos podría enfrentar más retrasos de lo previsto.
La competencia proviene de Xiaomi, el gigante chino de tecnología que ha irrumpido con fuerza en el mercado de vehículos eléctricos. Xiaomi anunció oficialmente que este jueves 22 de mayo presentará su nuevo modelo YU7, un SUV eléctrico que competirá directamente con el Tesla Model Y, uno de los modelos más vendidos de la automotriz estadounidense. El anuncio se realizó a través de la cuenta oficial de Xiaomi en Weibo.
Este nuevo modelo llega luego del éxito del Xiaomi SU7, un sedán eléctrico que ha causado sensación en el mercado local con su diseño inspirado en superdeportivos como el Porsche Taycan. En 2024, Xiaomi logró vender 135.000 unidades del SU7, y se espera que en 2025 esa cifra se duplique. Aunque aún no se han revelado expectativas de ventas para el YU7, la expectativa en el mercado es alta, considerando la receptividad del consumidor chino hacia los autos con diseño atractivo y funciones tecnológicas avanzadas.
El impacto de este anuncio fue inmediato. Las acciones de Tesla cayeron cerca de un 2.3 por ciento al cierre del lunes. Aunque el sector tecnológico en general también sufrió una jornada negativa debido a las preocupaciones sobre la economía y el endeudamiento en Estados Unidos, la presencia de un nuevo competidor directo en uno de los mercados más estratégicos para Tesla sin duda contribuyó a la caída.
La prueba de fuego para la autonomía
Más allá del frente chino, Tesla también enfrenta dudas en relación con su programa de conducción autónoma. La compañía tiene planes para probar su servicio de robotaxis sin supervisión en Austin, Texas, durante el verano, pero los detalles revelados recientemente indican que la fase de pruebas será mucho más limitada de lo que se pensaba.
Según una reunión entre Tesla y analistas de Morgan Stanley, la flota de prueba en Austin será extremadamente reducida, de apenas 10 a 20 vehículos, todos ellos operando con supervisión remota en caso de emergencias. Esto contrasta fuertemente con los más de 250.000 viajes semanales que Waymo, de Alphabet, ya está realizando en distintas ciudades de Estados Unidos.
Aunque Elon Musk insiste en que su enfoque basado únicamente en visión computarizada es más escalable a futuro, el desarrollo del software y los sistemas de inteligencia artificial aún no están finalizados. Además, Tesla enfrenta una investigación en curso por parte de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA), la cual busca evaluar la seguridad de su sistema de “conducción completamente autónoma” (FSD) y cómo planea la empresa aplicar esta tecnología en su servicio de robotaxis.
Incertidumbre y expectativas en el aire
Los inversores de Tesla no han estado particularmente alarmados en las últimas semanas. De hecho, la acción de la compañía cerró el viernes anterior su cuarta semana consecutiva al alza, reduciendo así sus pérdidas anuales a alrededor del 16 por ciento. La reciente incorporación de Jack Hartung, presidente de Chipotle, a la junta directiva de Tesla también fue bien recibida por el mercado, ya que se espera que colabore en la búsqueda de nuevas formas de compensar a Elon Musk tras la invalidación judicial de su paquete de remuneración.
Sin embargo, la combinación de una competencia más fuerte desde China, dudas regulatorias en Estados Unidos y una ejecución aún incierta del ambicioso proyecto de robotaxis plantea nuevos desafíos para Tesla. El segundo semestre del año será clave para definir si la empresa logra mantenerse como líder en innovación, o si los competidores comienzan a cerrar la brecha.