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El viernes 6 de junio de 2025, agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) realizaron una serie de redadas migratorias en distintas zonas de Los Ángeles, generando preocupación, indignación y movilización en las comunidades latinas, especialmente en el Distrito de la Moda, una de las zonas comerciales más activas de la ciudad.
Los operativos iniciaron desde tempranas horas del día, con agentes fuertemente armados y apoyados por vehículos blindados y personal de agencias federales como el FBI y la DEA. Según informes, al menos tres redadas simultáneas se realizaron en fábricas de ropa de la empresa mayorista Ambiance Apparel, donde se detuvo a decenas de trabajadores, muchos de ellos migrantes en situación irregular. Las imágenes aéreas captadas por medios locales como KTLA mostraron a manifestantes intentando impedir las detenciones, lo que resultó en enfrentamientos tensos y al menos una persona lesionada.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, expresó su rechazo a los operativos y defendió a la comunidad inmigrante. “Estas tácticas siembran terror en nuestras comunidades y perturban los principios básicos de seguridad y debido proceso en nuestra ciudad”, declaró en un comunicado. También recalcó que Los Ángeles es una ciudad orgullosa de su diversidad y del aporte de las comunidades migrantes.
El operativo se extendió a otras zonas del centro angelino, incluida el área de Westlake, predominantemente habitada por inmigrantes centroamericanos y mexicanos. Allí, los agentes comenzaron con el arresto de jornaleros que se encontraban buscando empleo en una ferretería local. Activistas de derechos humanos denunciaron que los operativos se realizaron sin previo aviso y violando derechos fundamentales, ya que algunas detenciones ocurrieron cerca de escuelas y tribunales, donde personas migrantes esperaban por audiencias legales.
Ron Góchez, director de la organización Unión del Barrio, aseguró que padres y vecinos tuvieron que salir a vigilar las inmediaciones de varias escuelas tras recibir alertas sobre la presencia de ICE en las cercanías. “Esta situación es inaceptable. Se está criminalizando a personas trabajadoras, a padres y madres de familia que solo buscan una vida mejor”, afirmó.
El ambiente de tensión ha sido tan alto que varios negocios del área decidieron cerrar sus puertas por miedo a nuevos operativos. Organizaciones comunitarias y defensores de los derechos de los inmigrantes han convocado a reuniones de emergencia para ofrecer apoyo legal y orientación a las personas afectadas por las redadas.
La situación ha reavivado el debate sobre las políticas migratorias de Estados Unidos, en especial en un año electoral, donde la migración vuelve a ser un tema polarizante. Mientras tanto, las comunidades inmigrantes siguen enfrentando una realidad de incertidumbre y temor, a pesar de su profunda contribución a la economía y la cultura del país.