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La batalla legal entre OpenAI y Elon Musk continúa intensificándose. Esta semana, la empresa creadora de ChatGPT solicitó formalmente que su contrademanda contra el empresario no sea archivada, alegando que las acciones de Musk carecen de fundamento legal y que deben ser juzgadas dentro del proceso acelerado ya establecido.
La contrademanda de OpenAI acusa a Musk de haber cometido prácticas comerciales fraudulentas bajo la ley de California, y argumenta que un intento de adquisición por parte de un consorcio liderado por el propio Musk a principios de 2025 fue, en realidad, una maniobra publicitaria destinada a generar atención mediática, más que una oferta real con intención legítima de compra.
Un conflicto que se remonta a los orígenes de OpenAI
Elon Musk fue uno de los cofundadores de OpenAI en 2015, cuando la organización fue creada como una entidad sin fines de lucro con la misión de desarrollar inteligencia artificial en beneficio de toda la humanidad. Sin embargo, en años posteriores, Musk se distanció del proyecto, dejando la organización antes de que esta diera el salto a convertirse en una empresa con fines de lucro y de gran impacto global.
En 2024, Musk decidió demandar a OpenAI y a su actual director ejecutivo, Sam Altman, argumentando que la empresa había traicionado su propósito original al volverse una corporación enfocada en el lucro. Esta acusación generó un fuerte debate en torno al papel ético de las compañías tecnológicas que desarrollan inteligencia artificial avanzada.
La contrademanda de OpenAI: acusan hostigamiento y manipulación
Como respuesta, OpenAI presentó en abril una contrademanda en la que no solo niegan haber traicionado sus principios fundacionales, sino que acusan a Musk de haber llevado a cabo una campaña sistemática de acoso legal y mediático. En su presentación ante la corte esta semana, la empresa pidió que el juez rechace el intento de Musk de aplazar el juicio o de eliminar sus contracargos del proceso judicial actual.
Uno de los puntos centrales de la contrademanda es el cuestionamiento a una oferta de adquisición de 97.400 millones de dólares realizada por un grupo liderado por Musk. OpenAI sostiene que dicha oferta fue filtrada a la prensa antes incluso de ser presentada formalmente a su junta directiva, sugiriendo que se trató de una jugada diseñada para desprestigiar a la empresa ante la opinión pública.
Una batalla de titanes con implicaciones éticas y comerciales
Este caso no solo enfrenta a dos gigantes tecnológicos, sino que plantea preguntas profundas sobre el futuro del desarrollo de la inteligencia artificial. ¿Deben las compañías como OpenAI rendir cuentas ante sus compromisos fundacionales incluso cuando escalan comercialmente? ¿Hasta qué punto los fundadores pueden intervenir años después de abandonar un proyecto?
Mientras tanto, Musk ha reiterado su intención de continuar con la demanda a pesar de que OpenAI redujo recientemente el poder de decisión de su brazo sin fines de lucro. La disputa promete continuar, con implicaciones que podrían afectar el ecosistema de la inteligencia artificial global.