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El gobierno de Alemania anunció este miércoles que la economía del país, la más grande de Europa, está en camino de contraerse por segundo año consecutivo, lo que subraya las dificultades que enfrenta la administración de Olaf Scholz mientras se aproxima un complicado año electoral.
El pronóstico actual indica que el producto interno bruto (PIB) de Alemania se contraerá un 0.2% en 2024, lo que contrasta con la proyección de crecimiento del 0.3% que el gobierno había hecho en abril. Esta predicción coincide con la de economistas externos, quienes también han anticipado una leve contracción. En 2023, la economía alemana se redujo un 0.3%.
El gobierno prevé que la economía crecerá un 1.1% en 2025 y un 1.6% en 2026.
El vicecanciller Robert Habeck, quien también ocupa el cargo de ministro de Economía, explicó que la economía alemana no ha experimentado un crecimiento sólido desde 2018, debido a problemas estructurales propios de Alemania, además de los desafíos globales.
“En medio de las crisis, Alemania y Europa están atrapadas entre China y Estados Unidos, y deben aprender a afirmarse”, declaró Habeck.
El ministro afirmó que el gobierno ha abordado muchos de los problemas internos de Alemania, como la seguridad del suministro energético, la aceleración de los procedimientos de planificación, la reducción de la burocracia y la atención a la escasez de mano de obra calificada.
Sin embargo, la Cámara de Comercio e Industria Alemana ha señalado que estas medidas deben implementarse rápidamente y que se requieren más reformas para fomentar la inversión. Martin Wansleben, su director ejecutivo, indicó que Alemania solo ha experimentado dos años consecutivos de recesión una vez antes, en 2002 y 2003, cuando se lanzaron reformas del estado de bienestar. Además, destacó que el PIB actual es solo medio punto porcentual más alto que el nivel previo a la pandemia.
“La economía alemana nunca ha vivido una fase tan prolongada de debilidad”, afirmó Wansleben.
La popularidad del gobierno de coalición de tres partidos encabezado por Olaf Scholz ha caído drásticamente en sus casi tres años en el poder. Las constantes disputas internas, por ejemplo, sobre el presupuesto del próximo año, han deteriorado su imagen. En las encuestas, la oposición de centro-derecha lidera antes de las elecciones nacionales programadas para septiembre, mientras que el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania ha tenido buenos resultados en elecciones estatales y del Parlamento Europeo.