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El CEO de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, ha encendido las alertas económicas al declarar que no descarta una recesión en Estados Unidos. En una entrevista reciente con Bloomberg, Dimon subrayó su preocupación por el elevado déficit fiscal, la posible persistencia de la inflación y el aumento de las tasas de interés a largo plazo.
“Si hay una recesión, no sé cuán grande será ni cuánto durará. Espero que la evitemos, pero no la quitaría de la mesa”, afirmó el líder del banco más grande del país, reconociendo que se apoya en sus economistas para las proyecciones macroeconómicas.
Estas declaraciones surgen en un contexto en el que JPMorgan redujo recientemente sus expectativas de recesión, luego de que el gobierno de Donald Trump decidiera pausar durante 90 días sus nuevas tarifas arancelarias en el marco de una tregua comercial con China. Sin embargo, Dimon advierte que la incertidumbre aún pesa fuertemente sobre las decisiones de inversión.
A pesar del respiro momentáneo, el clima de inestabilidad regulatoria, comercial y monetaria sigue generando dudas tanto en consumidores como en empresarios. El propio Dimon elogió los recientes ajustes del gobierno, pero señaló que aún existen factores que desincentivan el crecimiento económico.
En paralelo, otras voces del sector financiero también han expresado preocupaciones. Larry Fink, CEO de BlackRock, advirtió esta semana que la inestabilidad derivada de las tensiones comerciales globales sigue afectando las perspectivas a mediano plazo.
Mientras tanto, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, reconoció que podríamos estar entrando en una era de “shocks de oferta más frecuentes”, lo que obligará a la Fed a mantener una comunicación más transparente y a considerar una política monetaria más flexible ante escenarios inflacionarios menos predecibles.
Por ahora, las expectativas de crecimiento para 2025 han sido revisadas con cautela por parte de grandes instituciones financieras. Aunque la posibilidad de una recesión ha disminuido, según JPMorgan, el riesgo no ha desaparecido del todo.
En resumen, si bien los mercados han respirado tras la pausa arancelaria, la economía estadounidense navega un terreno frágil. Las señales mixtas entre datos duros y percepciones de riesgo subrayan la importancia de monitorear constantemente las decisiones de política comercial, fiscal y monetaria en los próximos meses.
