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En un contexto económico desafiante para Petróleos Mexicanos (Pemex), la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ha anunciado una medida de gran envergadura para aliviar la presión financiera de la empresa productiva del Estado. Según un comunicado oficial, Hacienda llevará a cabo una operación estratégica orientada a mejorar la liquidez de Pemex y cubrir sus compromisos financieros de corto plazo mediante la emisión de bonos internacionales.
La operación consiste en la colocación de “Notas Pre-Capitalizadas” (P-Caps), un tipo de instrumento financiero que proporcionará recursos inmediatos sin que ello represente una garantía directa para Pemex. Este movimiento, aunque técnicamente separado de la deuda de la petrolera, sí forma parte de la deuda pública del gobierno mexicano, como detalló Bloomberg tras consultar fuentes cercanas al proceso.
¿Cuánto pretende recaudar el gobierno?
Las cifras apuntan a una ambiciosa captación de entre 7,000 y 10,000 millones de dólares. Esta inyección de liquidez tiene como objetivo principal dar un respiro a Pemex frente a su pesada carga de pasivos y su deteriorada posición operativa, producto de años de bajos niveles de inversión, creciente deuda y baja rentabilidad de su negocio de refinación.
La emisión tendrá vencimiento en agosto de 2030 y estará denominada en dólares, lo que refleja una apuesta por captar recursos en los mercados financieros internacionales. Estos instrumentos P-Caps, utilizados con anterioridad en financiamientos respaldados por activos, permitirán extender los vencimientos y reordenar el perfil de deuda de la petrolera.
Un respaldo con matices
A pesar de que Hacienda subrayó que esta operación no constituye una garantía directa para Pemex, el hecho de que la deuda sea asumida por el Estado mexicano ha generado debate. Para muchos analistas, esta estrategia representa una forma indirecta de seguir rescatando a la petrolera, sin avanzar en una reestructura profunda que solucione los problemas estructurales de la empresa.
No es la primera vez que el gobierno federal interviene para apuntalar a Pemex. En los últimos años, se han ejecutado diversos apoyos financieros, como inyecciones de capital, condonaciones fiscales y refinanciamiento de deuda. Sin embargo, los resultados operativos y financieros de la empresa han continuado deteriorándose, especialmente en su segmento de refinación.
La apuesta energética y su costo fiscal
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha convertido a Pemex en uno de los pilares de su política energética nacionalista. La construcción de la refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco, así como la rehabilitación de otras plantas, ha absorbido miles de millones de pesos del presupuesto público.
Mientras tanto, la producción de crudo se ha mantenido por debajo de los objetivos establecidos, y la empresa acumula una deuda que supera los 100 mil millones de dólares. En este contexto, la nueva emisión de deuda busca evitar una crisis de liquidez sin enfrentar aún una reestructura integral que contemple venta de activos, alianzas estratégicas o una redefinición del modelo de negocio.
¿Una solución temporal o estructural?
Si bien la emisión de P-Caps podría aliviar las presiones inmediatas de Pemex, los expertos advierten que sin una reforma estructural, el problema de fondo persistirá. La sostenibilidad financiera de Pemex no se resolverá únicamente con financiamiento adicional, sino con un rediseño de su estrategia operativa, comercial y administrativa.
La apuesta del gobierno por apoyar a Pemex sin ceder en su control político y operativo ha generado dudas en los mercados sobre la transparencia, rentabilidad y viabilidad de la empresa a largo plazo.