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Donald Trump ha realizado nuevos y dramáticos anuncios sobre aranceles que, a primera vista, podrían parecer meros alardes, pero está quedando claro que necesitará imponer niveles titánicos de impuestos para cumplir con las promesas de su agenda de un segundo mandato.
«Voy a poner un arancel del 100, 200, 2000%,» proclamó el martes por la tarde en Chicago, refiriéndose a las importaciones de autos y prometiendo «el arancel más alto de la historia.»
Durante el evento en el Economic Club de Chicago, también mencionó la posibilidad de imponer aranceles generalizados de hasta el 50% para forzar de inmediato a las empresas a reubicar su producción.
Aunque mucho de lo que dice parece bravata, una fracción significativa de esos aranceles podría ser necesaria si gana las elecciones en noviembre y quiere pagar por todas sus demás propuestas.
«En realidad, hay una lógica detrás de los aranceles en función de sus otros objetivos políticos,» dijo Brendan Duke, un economista del Centro para el Progreso Americano, quien ha estudiado los efectos económicos de estas medidas.
De hecho, un análisis reciente del Comité para un Presupuesto Federal Responsable encontró que uno de los pocos ingresos considerables para compensar sus más de 10 billones de dólares en promesas es la recaudación de aranceles, la cual podría generar aproximadamente 2.7 billones.
Incluso en el mejor de los escenarios, donde los aranceles de Trump recaudan más y sus programas cuestan menos de lo que muchos esperan, su agenda agregaría 1.45 billones de dólares a la deuda nacional. Lo más probable es un déficit de alrededor de 7.5 billones.
«Los aranceles son quizás el elemento más importante de sus planes,» afirmó Mary Lovely, investigadora del Instituto Peterson para la Economía Internacional. Según Lovely, los aranceles no solo son un método para cumplir con las ambiciones financieras de Trump, sino también una herramienta que él ha utilizado de manera coherente en su enfoque comercial.
Impacto de los aranceles en las familias de clase media
Por supuesto, los aranceles son impuestos que las empresas importadoras pagan en los puntos de entrada. Estas empresas, a su vez, trasladan estos costos adicionales a los consumidores en forma de precios más altos. Lovely, junto con su colega Kimberly Clausing, ha calculado que incluso una implementación parcial de las ideas de Trump, como imponer aranceles del 60% a China y del 10% a otros socios comerciales, podría costar a una familia de clase media estadounidense al menos $1,700 al año en productos más caros.
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