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La semana pasada, durante una parada de campaña, Donald Trump reveló por segunda vez en pocos días una nueva y potencialmente costosa promesa fiscal. Esta vez, propuso hacer deducible al 100% el interés de los préstamos para automóviles. El día anterior, había prometido otro recorte de impuestos para los estadounidenses que viven en el extranjero.
Estas dos propuestas suman al menos nueve o diez promesas distintas de recorte de impuestos que Trump ha hecho en los últimos meses. Entre ellas, destaca su llamado a extender completamente los recortes de impuestos de 2017, con algunas modificaciones y adiciones como la eliminación de impuestos sobre las propinas, las horas extra y los beneficios del Seguro Social.
Sin embargo, ha ofrecido pocas ideas sobre cómo pagaría por todo esto y podría enfrentar oposición incluso dentro de su propio partido si gana las elecciones.
El Comité para un Presupuesto Federal Responsable (CRFB, por sus siglas en inglés) estima que estas promesas de recortes fiscales podrían costar más de 9 billones de dólares en la próxima década, aunque este cálculo aún no incluye sus dos nuevas propuestas reveladas la semana pasada.
Kamala Harris, su oponente, también tiene sus propias ideas sobre recortes fiscales, pero la magnitud de las promesas de Trump es notable.
¿Puede cumplir sus promesas? Aunque muchos expertos en impuestos han reaccionado con escepticismo, Trump sigue revelando nuevas propuestas y atrayendo a los votantes con promesas tentadoras. Sin embargo, su falta de un plan claro para financiar estos recortes podría representar un gran desafío para llevarlos a cabo.
