Subscribe to our YouTube channel
En un contexto global de incertidumbre comercial, una de las grandes preguntas que se plantean hoy los analistas es: ¿cuánto de la actividad económica actual refleja compras adelantadas por parte de las empresas, en previsión de futuros aumentos en los aranceles?
Durante los primeros meses del año, muchas compañías decidieron anticiparse a posibles medidas proteccionistas, acelerando sus importaciones y acumulando inventario antes de que los costos se dispararan. Este fenómeno, conocido como pull forward, fue mencionado en numerosos reportes de resultados del primer trimestre de grandes corporaciones.
Entre las declaraciones más destacadas se encuentran las de Apple, Amazon, UPS, Citigroup, Kraft Heinz y WD-40. Todas confirmaron que, de alguna manera, adelantaron compras o vieron a sus clientes hacerlo. Por ejemplo, Apple admitió que el aumento en sus obligaciones de compra refleja inventarios construidos anticipadamente, mientras que UPS reportó un “auge en la demanda de servicios de entrada a EE.UU. por parte de clientes que están adelantando compras”.
Pero, ¿cuánto inventario adicional se acumuló realmente?
Según el análisis de Binky Chadha, economista jefe de Deutsche Bank, el exceso de importaciones registrado durante los últimos tres meses ascendió a unos 190 mil millones de dólares, equivalente a unas tres semanas adicionales de inventario. Si bien esta cifra puede parecer considerable, se encuentra dentro de los márgenes de seguridad que muchas compañías ya habían adoptado tras la disrupción de la cadena de suministro durante la pandemia.
Históricamente, las empresas mantienen alrededor de tres meses de inventario como colchón. En los últimos años, ese margen ha aumentado, con algunas reducciones ocasionales. Así que esta acumulación reciente no representa una excepción drástica, sino más bien una precaución dentro de lo esperado.
Sin embargo, no todos los expertos coinciden. Analistas de Bank of America dudan que los inventarios estén tan abastecidos como parece. Argumentan que, si bien hubo un repunte en las importaciones en marzo, los consumidores también adelantaron compras, especialmente en bienes duraderos. Esto significa que gran parte del inventario pudo haber salido de los almacenes rápidamente.
Goldman Sachs también señala que, hasta el momento, no hay evidencia clara de una acumulación masiva. En sectores como automóviles y ropa, los niveles de inventario respecto a ventas incluso disminuyeron respecto al año anterior.
Y aquí radica el dilema: si los aranceles finalmente son altos, anticipar compras fue una buena jugada. Pero si las medidas resultan menores o se retrasan, estas estrategias pueden traducirse en costos innecesarios y presiones sobre el capital.
A medida que se esperan nuevos informes trimestrales de gigantes minoristas como Walmart, y con las cifras de ventas minoristas y datos de inventarios al caer, los próximos días serán clave para entender si el adelanto de inventario fue suficiente, excesivo o insuficiente.
La visión a largo plazo 🧭
En tiempos como estos, la incertidumbre reina. Los datos económicos envían señales ambiguas, los gerentes luchan por hacer proyecciones certeras, y los inversores analizan cada dato con cautela. Pero como dijo Warren Buffett recientemente: «Nadie sabe lo que hará el mercado mañana, la próxima semana o el próximo mes. Pero la tendencia a largo plazo es al alza».
Ante tres escenarios posibles —una mejora inmediata, una caída antes de una recuperación, o una recesión prolongada— la historia ha demostrado que los dos primeros siempre acaban beneficiando al inversor paciente.