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El Banco de México (Banxico) ajustó sus perspectivas económicas para el cierre de 2025 con un tono de mayor cautela. En su reciente anuncio de política monetaria, la institución elevó su estimación de inflación general de 3.3% a 3.7%, debido principalmente a una mayor presión en los precios de mercancías y una desaceleración menos marcada en los servicios.
Al mismo tiempo, Banxico recortó su tasa clave de interés en 50 puntos base, ubicándola en 8%, el nivel más bajo desde 2022. Esta es la cuarta disminución consecutiva, en línea con las expectativas del mercado, que anticipaban una política monetaria más laxa en respuesta a la moderación de la inflación observada en los últimos meses.
No obstante, la decisión no fue unánime. El subgobernador Jonathan Heath votó en contra del recorte, al considerar que la inflación aún no se encuentra en un nivel lo suficientemente estable como para justificar una política más relajada. Heath propuso mantener la tasa en 8.5%, alertando sobre el riesgo de presiones inflacionarias persistentes, especialmente en bienes y servicios no volátiles.
Banxico justificó su decisión señalando que, si bien la inflación general ha mostrado una tendencia descendente, su desaceleración ha sido más gradual de lo anticipado. Además, el incremento en los precios de mercancías ha superado las previsiones, afectando las proyecciones inflacionarias del banco central.
En cuanto a la inflación subyacente, que excluye los precios más volátiles como alimentos y energéticos, Banxico también elevó su pronóstico para fin de año de 3.4% a 3.6%. A pesar de estos ajustes al alza, el organismo mantiene su objetivo de que la inflación converja hacia la meta del 3% en el tercer trimestre de 2026.
Por otro lado, Banxico advirtió que la economía mexicana continúa mostrando signos de debilidad estructural. A pesar de haber evitado una recesión técnica en el primer trimestre del año, el Producto Interno Bruto (PIB) apenas creció un 0.2%, reflejando un ritmo lento de recuperación. El banco central destacó además que las condiciones de holgura en la economía persisten, lo que implica una baja utilización de los recursos productivos disponibles.
El entorno global también fue señalado como una fuente de riesgos. Las tensiones comerciales internacionales, especialmente aquellas derivadas de la política arancelaria de Estados Unidos, generan incertidumbre para los flujos de comercio y la estabilidad financiera de países emergentes como México.
Este panorama mixto pone a Banxico en una posición delicada. Por un lado, la necesidad de sostener la recuperación económica presiona hacia una política monetaria más flexible. Por otro, la posibilidad de que los precios vuelvan a acelerarse limita el margen para aplicar recortes agresivos en la tasa de interés.
En las próximas reuniones, Banxico evaluará cuidadosamente la evolución de la inflación, el comportamiento del consumo interno, las decisiones de política económica en Estados Unidos y los efectos de los factores externos. Aunque ha dejado la puerta abierta a nuevas reducciones en la tasa, ha reiterado que estas dependerán de los datos y del contexto inflacionario.