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En una advertencia tajante, el saliente secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, lanzó una alarma sobre el impacto devastador que tendría para América Latina un cese en el comercio con China. La declaración, realizada en un contexto de crecientes presiones por parte de Estados Unidos para aislar a China en la esfera económica, pone en evidencia un dilema crítico para la región: ¿seguir el rumbo estratégico estadounidense o preservar su crecimiento basado en relaciones comerciales con el gigante asiático?
Un escenario económico insostenible
Según Almagro, una ruptura comercial con China no solo sería imprudente, sino “económicamente desastrosa”. Y no es para menos. China se ha convertido en el principal socio comercial de varios países latinoamericanos, superando incluso a Estados Unidos en algunos casos. Exportaciones clave como el cobre, la soya, el litio y la carne dependen en gran medida del mercado chino.
En 2024, el comercio bilateral entre América Latina y China superó los 500 mil millones de dólares, con países como Brasil, Chile, Perú, México y Argentina encabezando la lista de socios más dependientes. Una interrupción abrupta en esta dinámica podría causar desempleo masivo, contracción del PIB y crisis fiscales.
🇺🇸 La presión de Washington
La administración del presidente Donald Trump ha intensificado su retórica anti-China y ha empezado a exigir a sus aliados, incluidos países latinoamericanos, una mayor alineación con su política exterior. Esto incluye restringir o cortar relaciones comerciales estratégicas con Pekín.
Aunque algunos gobiernos conservadores en la región simpatizan con la idea de fortalecer vínculos con EE.UU., la mayoría de los expertos coinciden en que sería un error suicida para las economías locales.
China: inversión y expansión estratégica
China no solo compra materias primas. También ha invertido miles de millones de dólares en infraestructura, energía, minería, telecomunicaciones y puertos en América Latina. Además, ofrece créditos con menos condiciones que los organismos tradicionales como el FMI.
Esto ha permitido a varios países financiar proyectos estratégicos sin las típicas restricciones macroeconómicas. Pero a la vez ha creado una fuerte dependencia.
¿Qué está en juego?
Almagro subraya que una ruptura con China podría llevar a un colapso económico y a una mayor desigualdad, justo cuando la región lucha por recuperarse de los efectos de la pandemia y de la inflación global. También advierte que el realineamiento forzado podría generar inestabilidad social y política.
América Latina en el tablero geopolítico
La región se encuentra atrapada en una nueva Guerra Fría comercial, y cualquier decisión debe considerar tanto el interés nacional como la estabilidad económica. Más allá de ideologías, el pragmatismo económico debería guiar las relaciones internacionales.