Subscribe to our YouTube channel
La industria automotriz mexicana se encuentra en una etapa de gran incertidumbre y desafío. A medida que se aproxima la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) en 2026, los fabricantes nacionales de vehículos y autopartes enfrentan una creciente preocupación por las reglas de origen más estrictas y el mayor escrutinio sobre los componentes asiáticos utilizados en sus procesos de producción.
Durante la conferencia automotriz CIAN 2025, los principales líderes del sector expresaron que los cambios propuestos en el acuerdo comercial podrían afectar la competitividad de México en uno de los sectores más relevantes para su economía: el automotriz, que representa casi el 4% del PIB nacional y más del 25% de las exportaciones manufactureras.
El TMEC bajo la lupa: nuevas exigencias y presiones
El TMEC reemplazó al antiguo TLCAN en 2020 y estableció nuevas condiciones para que los vehículos fabricados en la región puedan exentar aranceles al ser exportados. Una de las más importantes es la regla de origen, que exige que un porcentaje del valor del vehículo provenga de América del Norte.
Actualmente, este requisito se ubica en 64%, pero deberá incrementarse hasta el 70% en 2027. Cualquier modificación antes de esa fecha generaría una profunda disrupción en la cadena de suministro.
Rogelio García, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT), advirtió que “cambiar la regla ahora no es viable”, ya que muchos componentes cruzan varias veces las fronteras entre México, Estados Unidos y Canadá antes de llegar al ensamblaje final.
Este proceso logístico altamente integrado significa que cualquier ajuste en las normas o en los aranceles podría encarecer la producción y reducir la competitividad de la región.
La sombra de los aranceles de Trump
La tensión se ha incrementado luego del anuncio del presidente Donald Trump, quien propuso un arancel del 25% a los camiones pesados importados, una medida que podría impactar directamente a las plantas mexicanas.
México, por su parte, evalúa responder con incrementos de hasta 50% en los aranceles a vehículos procedentes de China y otros países asiáticos, en un intento por proteger el empleo local y equilibrar las presiones de Washington.
El escenario se vuelve aún más complejo si se considera que buena parte de las autopartes mexicanas contienen insumos y tecnologías procedentes de Asia, particularmente de China, Corea del Sur y Japón, lo que genera una dependencia difícil de sustituir en el corto plazo.
La necesidad de fortalecer a los proveedores locales
Francisco González, presidente de la Asociación Nacional de Autopartes (INA), enfatizó que México debe acelerar el desarrollo de proveedores nacionales de segundo y tercer nivel (Tier-2 y Tier-3).
Estas empresas, muchas veces pequeñas y medianas, son esenciales para la fabricación de componentes electrónicos, software automotriz y sistemas inteligentes, pero enfrentan limitaciones de financiamiento, tecnología y capacitación.
El fortalecimiento de este segmento permitiría reducir la dependencia de Asia, impulsar la innovación local y garantizar el cumplimiento de las nuevas reglas de origen del TMEC sin comprometer la rentabilidad de las plantas mexicanas.
Coordinación trilateral: el reto de América del Norte
Rogelio Garza, titular de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), llamó a reforzar la coordinación entre México, Estados Unidos y Canadá, recordando que “es la misma industria” y que la competitividad de uno depende de los otros.
La integración de la cadena automotriz norteamericana ha sido clave durante más de tres décadas, pero hoy enfrenta retos inéditos:
- La presión política por repatriar empleos industriales a Estados Unidos.
- La transición hacia vehículos eléctricos y tecnologías limpias.
- La competencia de fabricantes chinos, que avanzan con precios bajos y subsidios estatales.
Un futuro incierto, pero con optimismo
A pesar de las tensiones, los líderes del sector mantienen un tono de optimismo cauteloso. Consideran que México sigue siendo un pilar estratégico para la producción automotriz global, con infraestructura avanzada, talento especializado y una posición geográfica clave.
Sin embargo, el país deberá adaptarse rápidamente a las nuevas exigencias del TMEC, invertir en innovación y fortalecer su red de proveedores para seguir siendo competitivo frente a las transformaciones del mercado mundial.
“El panorama es complejo, pero estamos preparados”, concluyó Rogelio Garza, reflejando el espíritu de una industria que ha demostrado resiliencia frente a las crisis y los cambios globales.