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¿Efecto Trump?: Stellantis planea mover su producción de RAM y Jeep a Illinois y Michigan

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La industria automotriz mundial vive un momento de enorme transformación, y Stellantis, uno de los gigantes del sector, no escapa a esa presión. Tras los aranceles impuestos por Donald Trump a la importación de vehículos, la compañía ha decidido apostar fuertemente por Estados Unidos con una inversión que rondaría los 10 mil millones de dólares, centrada en reforzar su presencia en Illinois y Michigan.

La medida no es menor: se trata de un ajuste estratégico que busca proteger su rentabilidad en el mercado más importante para las marcas Jeep y RAM, al mismo tiempo que responde a la presión política y económica de Washington.


Inversiones multimillonarias en juego

Según fuentes cercanas, Stellantis podría anunciar en las próximas semanas otros 5 mil millones de dólares adicionales, que se sumarían a un paquete de recursos previamente comprometido. Esto significaría uno de los planes de inversión más ambiciosos de la empresa en suelo estadounidense en los últimos años.

El objetivo principal es reabrir plantas, generar nuevas contrataciones y lanzar modelos que fortalezcan su portafolio en el segmento de camionetas y SUVs, donde Jeep y RAM han sido históricamente líderes.


Jeep, RAM y Dodge: las cartas fuertes de Stellantis

La compañía busca revivir el legado de Jeep, marca que alguna vez fue sinónimo de éxito global, pero que en los últimos años ha perdido terreno frente a competidores asiáticos y estadounidenses.

Al mismo tiempo, Dodge podría recibir un impulso con nuevas inversiones, incluyendo la posibilidad de lanzar un nuevo muscle car con motor V8. Incluso Chrysler, una marca que parecía relegada, podría tener un renacimiento a largo plazo si las condiciones de mercado lo permiten.


Retos en medio de la crisis

Bajo la gestión de su anterior director, Carlos Tavares, Stellantis apostó por trasladar parte de su producción a países de menores costos como México, además de reforzar operaciones en Europa. Sin embargo, esta estrategia chocó con dos realidades:

  1. La baja rentabilidad en Europa, donde la demanda automotriz ha caído en picada.
  2. Los aranceles de Trump, que han golpeado las exportaciones desde México y otros países.

El nuevo CEO, Antonio Filosa, está decidido a revertir esta tendencia, recentrando la estrategia en Estados Unidos y buscando estabilizar un grupo que ha perdido participación en mercados clave.


Un movimiento con eco internacional

La decisión de Stellantis se suma a la de otras multinacionales que han reaccionado ante la política arancelaria de Trump. Hyundai anunció un aumento de inversión en Estados Unidos de 5 mil millones de dólares, y farmacéuticas europeas también han comprometido capital adicional para no quedar fuera de la mayor economía del mundo.

En paralelo, Stellantis mantiene conversaciones con sindicatos, como el United Auto Workers (UAW), en busca de acuerdos que permitan reactivar empleos en plantas cerradas, como la de Belvidere, Illinois.


¿Qué viene para Stellantis?

El panorama no está exento de riesgos. Aunque la compañía logró un repunte en ventas en el tercer trimestre de 2025 en Estados Unidos, aún enfrenta:

  • Exceso de capacidad en Europa.
  • Creciente competencia de fabricantes chinos como BYD, que avanzan con modelos más baratos.
  • Preocupación sindical en Italia y otros países europeos por el futuro de plantas en riesgo de cierre.

Lo que sí está claro es que Stellantis está apostando fuerte por Estados Unidos como eje central de su estrategia, en un movimiento que podría redefinir su papel en el mercado automotriz mundial.

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