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Alza del salario, una parte de la resistencia en la inflación

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El reciente debate sobre la inflación en México ha puesto bajo la lupa un factor estructural clave: el aumento sostenido de los salarios y, en particular, del salario mínimo.

De acuerdo con Jonathan Heath, subgobernador del Banco de México (Banxico), este fenómeno está influyendo directamente en la resistencia de la inflación subyacente, es decir, aquella que excluye precios volátiles como energía y alimentos y que se considera el indicador más confiable para la política monetaria.


Salarios y presiones inflacionarias

En los primeros años de incremento del salario mínimo existía un margen considerable para avanzar sin que hubiera efectos inflacionarios visibles. Sin embargo, después de seis a ocho años de aumentos consecutivos de doble dígito —y con la expectativa de que la tendencia continúe hasta 2030—, Heath considera que se ha establecido un “piso estructural” de presiones sobre los precios de mercancías y servicios básicos, en especial los alimenticios, muy ligados al salario mínimo.

Este factor ayuda a explicar por qué, a pesar de una política monetaria restrictiva, la inflación subyacente aún no logra converger con el objetivo puntual del 3%.


El diferencial Banxico-Fed y la experiencia histórica

Heath también advirtió que el diferencial de tasas de interés entre México y Estados Unidos se encuentra cerca de un mínimo histórico.

En el pasado, entre 2015 y 2016, un diferencial bajo provocó una fuerte depreciación del peso, que pasó de 13 a 19 pesos por dólar.

No obstante, el contexto actual es distinto: entre 2023 y 2025 el peso se apreció incluso en medio de salidas de capital, lo que indica que los determinantes del tipo de cambio han cambiado, quizás reflejando mayor confianza en los fundamentos macroeconómicos de México.


Incertidumbre global y riesgos internos

Otros analistas, como Gerardo Castro Gil, catedrático de La Salle, señalaron que la aceleración de los recortes de tasa pudo haber sido prematura en un contexto marcado por la incertidumbre comercial y geopolítica.

De mantenerse la presión en precios y la debilidad económica, Banxico podría verse obligado a revertir los recortes y subir nuevamente la tasa, lo que añadiría volatilidad a los mercados.

La economista Pamela Díaz Loubet, de BNP Paribas, agregó que la actual postura de Banxico se encuentra en el umbral de la neutralidad, lo que genera dudas de credibilidad: si la inflación repunta mientras el banco central se mantiene neutral, los mercados podrían interpretar inconsistencia en la política monetaria.


Credibilidad, crecimiento y el reto estructural

El dilema es complejo: por un lado, México enfrenta una inflación que no cede al ritmo esperado; por el otro, su economía se encuentra en una fase de bajo crecimiento —0.9% anual en el primer semestre de 2025, según el Inegi—.

En este contexto, el alza salarial funciona como una espada de doble filo:

  • Beneficia a los trabajadores al mejorar su poder adquisitivo.
  • Genera presión estructural en precios, dificultando el trabajo del banco central.

El reto para Banxico será mantener su credibilidad y balancear una política monetaria que no frene más el crecimiento, pero que tampoco permita que las expectativas inflacionarias se descontrolen.

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