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Gobierno federal gasta más en pago de pensiones que en educación y salud juntos

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El debate sobre el gasto público en México vuelve a encenderse. Por cuarto año consecutivo, el gobierno federal destinó más recursos al pago de pensiones que a la educación y la salud combinadas, un fenómeno que refleja la presión que ejerce el envejecimiento poblacional sobre las finanzas públicas y la manera en que los programas sociales han reconfigurado la política fiscal del país.

El peso de las pensiones en el presupuesto

Durante el primer semestre de 2025, el gasto en pensiones superó el billón de pesos, alcanzando los 1.011 billones, mientras que los recursos destinados a salud y educación sumaron apenas 853,000 millones. De esa cantidad, 778,202 millones correspondieron a pensiones contributivas y 233,345 millones a no contributivas, principalmente la Pensión Universal de los Adultos Mayores (PUAM).

Este patrón no es nuevo: desde 2022 el gasto en pensiones supera consistentemente a los sectores clave de desarrollo social como la educación y la salud.

Reducción de pobreza entre adultos mayores

Uno de los resultados más visibles ha sido la disminución de la pobreza entre los adultos mayores. Entre 2018 y 2024, la pobreza en la población de 65 años o más se redujo en 28.5%, en gran medida gracias a la expansión y universalización de la PUAM durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

El monto del apoyo ha aumentado año tras año, lo que ha permitido mejorar la calidad de vida de los beneficiarios. En este sentido, la política ha cumplido su objetivo inmediato: proteger a los adultos mayores de la pobreza extrema.

Más carencias en salud y educación

Sin embargo, la otra cara de la moneda muestra un escenario preocupante. La carencia de acceso a servicios de salud pasó de 16.2% en 2018 a 34.2% en 2024, mientras que el rezago educativo se mantiene prácticamente estancado.

Carlos Ramírez, consultor de Integralia, advierte que el Estado se encuentra en una “trampa peligrosa”: garantizar alivio a corto plazo mediante transferencias a adultos mayores, pero a costa de sacrificar la inversión en educación y salud, pilares fundamentales para el desarrollo de mediano y largo plazo.

Un gasto en ascenso inevitable

El gasto en pensiones no contributivas se multiplicó por nueve en siete años: de apenas 25,319 millones en 2018 a 233,345 millones en 2025. Y el problema es que seguirá creciendo.

Según proyecciones, la presión sobre el presupuesto continuará durante al menos las próximas dos décadas, hasta que las llamadas generaciones de transición comiencen a disminuir. Mientras tanto, el gasto en educación y salud corre el riesgo no solo de quedar rezagado, sino de empezar a reducirse en términos reales.

El dilema fiscal

Los especialistas coinciden en que no existe una salida sencilla. México podría:

  • Reformar el sistema fiscal para aumentar los ingresos, aunque esto implicaría costos políticos.
  • Recurrir al endeudamiento, con el riesgo de incrementar la vulnerabilidad financiera del país.
  • Mantener el rumbo actual, sacrificando inversión en capital humano y salud pública.

Cualquiera de estas opciones conlleva riesgos, pero la inacción podría ser aún más costosa: una generación de jóvenes con menor acceso a educación y servicios de salud, mientras los compromisos con pensiones continúan aumentando.

Conclusión

El gasto en pensiones en México representa un alivio inmediato para los adultos mayores, pero plantea un desafío de gran envergadura para el futuro. El dilema entre proteger a los actuales beneficiarios y garantizar un desarrollo sostenible para las próximas generaciones será uno de los mayores retos para la política económica en los años venideros.

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