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El verano en México comenzó con un panorama meteorológico complejo. Dos tormentas tropicales —Flossie en el Pacífico y Barry en el Golfo de México— se formaron durante la madrugada del domingo 29 de junio, generando preocupación entre autoridades y comunidades costeras. Ambos sistemas evolucionaron rápidamente a partir de depresiones tropicales y amenazan con intensas lluvias, vientos fuertes y posibles inundaciones en diversas regiones del país.
Flossie: vigilancia desde Guerrero hasta Jalisco
La tormenta tropical Flossie, ubicada a 390 km al sur de Acapulco, Guerrero, y a 780 km de Manzanillo, Colima, presenta vientos sostenidos de 65 km/h con rachas de hasta 85 km/h. Se desplaza hacia el oeste a una velocidad de 15 km/h y podría intensificarse a huracán en las próximas horas, de acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
El SMN ha activado una zona de vigilancia por efectos de tormenta tropical desde Zihuatanejo hasta Cabo Corrientes, Jalisco. Las lluvias asociadas a Flossie serán particularmente severas en Oaxaca, donde se esperan precipitaciones torrenciales de entre 150 y 250 mm. Guerrero y Michoacán también registrarán lluvias intensas que podrían agravar las condiciones de infraestructura ya debilitadas tras el paso del huracán Erick.
Las autoridades han hecho un llamado urgente a mantenerse atentos a los avisos oficiales y a tomar precauciones, especialmente en zonas de montaña y regiones propensas a deslaves.
Barry: fuertes precipitaciones en Veracruz y Tamaulipas
Simultáneamente, la tormenta tropical Barry se formó en el Golfo de México. Actualmente se encuentra a 265 km al sureste de Tampico, Tamaulipas, y a 140 km al este-sureste de Tuxpan, Veracruz. Barry se mueve hacia el noroeste a 9 km/h, con vientos de hasta 65 km/h y rachas que alcanzan los 85 km/h.
Barry generará lluvias extraordinarias superiores a los 250 mm en el norte y este de Puebla, así como en el centro y norte de Veracruz. También se esperan lluvias torrenciales en Tamaulipas y lluvias intensas en San Luis Potosí e Hidalgo. Esta situación representa un riesgo elevado de deslaves, crecidas repentinas de ríos y desbordamientos en zonas bajas.
Las costas de Veracruz y Tamaulipas se verán afectadas por vientos de hasta 100 km/h y oleaje elevado de 3 a 4 metros, lo cual podría interrumpir la navegación y afectar actividades pesqueras y portuarias.
Una alerta nacional
El SMN y Protección Civil exhortan a la población a mantenerse informada y evitar zonas de riesgo. También se recuerda a las autoridades locales reforzar medidas preventivas, asegurar techos, ventanas, y prever rutas de evacuación.
Los próximos días serán clave para el monitoreo de estas tormentas, que podrían intensificarse y tener efectos devastadores si convergen con otros fenómenos climáticos o si su trayectoria se acerca más a tierra firme.