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El Mundial de Fútbol de 2026 será un evento sin precedentes. No solo por la ampliación del número de equipos participantes (48 selecciones en lugar de 32), sino también por su extensión geográfica: por primera vez en la historia, el torneo se celebrará en tres países al mismo tiempo —Canadá, Estados Unidos y México—, en 16 estadios repartidos por todo el continente.
Aunque esta expansión promete un mayor alcance global, entusiasmo deportivo y beneficios económicos para las sedes, también ha generado fuertes críticas por el elevado impacto medioambiental que puede causar. Especialistas aseguran que el gigantismo de la FIFA parece ignorar los compromisos climáticos que la propia organización ha proclamado en anteriores ocasiones.
🌱 ¿Fútbol vs. sostenibilidad?
Según David Gogishvili, geógrafo de la Universidad de Lausana, los Juegos Olímpicos han intentado reducir su huella de carbono, mientras que la FIFA parece ir en la dirección contraria. La estimación inicial de emisiones para este torneo era de 3.7 millones de toneladas de CO₂, pero esa cifra quedó obsoleta cuando se aumentó el número de partidos de 80 a 104.
El problema no es solo el número de partidos, sino las distancias colosales que deben recorrer jugadores, periodistas y millones de aficionados. De Vancouver a Ciudad de México hay más de 4,000 km, lo que implica un flujo aéreo masivo, generando emisiones comparables al uso anual de decenas de miles de automóviles.
🛑 Críticas desde múltiples frentes
Las críticas no se limitan al medio ambiente. Taxistas del AICM (Aeropuerto de Ciudad de México) acusan a la FIFA de imponer condiciones logísticas que favorecen aplicaciones de transporte privado, dejando de lado a trabajadores locales. Estas tensiones reflejan una creciente incomodidad con la forma en que la FIFA organiza y negocia sus torneos.
Por su parte, la fase de eliminación directa no se agrupará regionalmente, lo que anula cualquier intento real de reducir los traslados. Aunque la FIFA aseguró en 2018 que medirá, reducirá y compensará sus emisiones, no ha habido pruebas claras de que esto se esté cumpliendo.
🔮 ¿Y qué pasa con el futuro?
Las preocupaciones se proyectan más allá de 2026. El Mundial 2030 será aún más complejo, con partidos en tres continentes distintos (Sudamérica, Europa y África), y el Mundial 2034 se celebrará en Arabia Saudita, un país de clima extremo y sede de la principal petrolera mundial, Aramco, que además será patrocinador oficial.
Expertos como Gilles Paché consideran que el «negacionismo medioambiental» de la FIFA continuará. A pesar de las advertencias de científicos y organizaciones climáticas, la federación parece priorizar el espectáculo, las ganancias y la expansión sin límites por encima de la responsabilidad ambiental.