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El escándalo que sacude a la IA: Builder.ai investigada por fiscales de EE. UU. antes de declararse insolvente

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La empresa emergente de inteligencia artificial Builder.ai, con sede en Londres y valorada en mil quinientos millones de dólares en su punto álgido, ha pasado de ser una promesa tecnológica europea a protagonizar uno de los mayores escándalos recientes del sector. Documentos revisados por Bloomberg revelan que fiscales estadounidenses del Distrito Sur de Nueva York solicitaron información financiera y operativa de la empresa semanas antes de su colapso.

Según una comunicación interna de la compañía, el Departamento de Justicia solicitó datos clave como políticas contables y listas de clientes, lo que indica que la investigación estaba en curso mucho antes de que la empresa se declarara insolvente. La orden incluía también preservar documentos relevantes, lo que sugiere que las autoridades sospechaban de irregularidades serias.

La caída de Builder.ai ha sido estrepitosa. Fundada con el objetivo de facilitar la creación de aplicaciones móviles mediante IA, la compañía atrajo inversiones de gigantes como Microsoft, la Autoridad de Inversiones de Catar (QIA), SoftBank y figuras como Jeffrey Katzenberg. En 2023, su valoración alcanzó el techo de 1.500 millones de dólares tras una ronda de inversión liderada por la QIA.

Sin embargo, los problemas comenzaron a salir a la luz cuando ex empleados acusaron a la empresa de inflar sus cifras de ventas. Según Bloomberg, los ingresos fueron sobreestimados hasta en un 300%, lo que generó dudas sobre su viabilidad. Como consecuencia directa, un grupo de acreedores liderado por Viola Credit de Israel tomó control de la caja de la empresa, forzando su cierre operativo.

El fundador y director ejecutivo, Sachin Dev Duggal, fue destituido en febrero tras estas acusaciones. Aunque Duggal no ha sido nombrado directamente en la investigación, su salida marcó el principio del fin para Builder.ai. A medida que se revelaban más detalles, Microsoft y otros socios estratégicos se mantuvieron en silencio.

Este escándalo pone de manifiesto los riesgos crecientes en el auge de las startups de inteligencia artificial. Las promesas tecnológicas muchas veces avanzan más rápido que la supervisión regulatoria y financiera. La historia de Builder.ai no solo afecta a sus inversionistas, sino que también plantea serias preguntas sobre la fiabilidad de las startups tecnológicas en entornos de inversión inflados por el hype de la IA.

Para muchos analistas, este caso recuerda la importancia de la diligencia debida y la necesidad de una fiscalización más firme en el sector. La Administración estadounidense parece decidida a tomar cartas en el asunto, y es probable que más empresas tecnológicas enfrenten escrutinio si los estándares financieros no se fortalecen.

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