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Intempus: La startup que quiere dar emociones humanas a los robots

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La robótica está avanzando a pasos agigantados, pero ¿y si el siguiente gran salto no fuera técnico, sino emocional? Esa es precisamente la apuesta de Intempus, una startup fundada por el joven Teddy Warner, quien busca dotar a los robots de un estado fisiológico humano para hacerlos más comprensibles y predecibles para las personas.

¿Por qué los robots necesitan emociones?

Según Warner, los robots actuales operan siguiendo una lógica de observación → acción, es decir, simplemente detectan un estímulo y reaccionan. Sin embargo, los humanos —y los seres vivos en general— procesamos un paso intermedio: el estado fisiológico, que está directamente ligado a nuestras emociones y sensaciones.

“Los humanos interpretamos gran parte de la comunicación no verbal a través del movimiento del torso y brazos, no solo del rostro”, explica Warner. Esta observación lo llevó a pensar que si los robots pudieran simular estados emocionales, serían más fáciles de entender y menos perturbadores para nosotros.

El sudor como fuente de emociones

Intempus comenzó sus investigaciones utilizando datos de resonancias magnéticas funcionales (fMRI), pero rápidamente pivotó hacia algo más sencillo y accesible: los datos de sudor recogidos con polígrafo. Warner descubrió que podía entrenar modelos que asignaran emociones a robots con base en cambios fisiológicos como:

  • Sudoración
  • Temperatura corporal
  • Ritmo cardíaco
  • Fotopletismografía (medición del volumen sanguíneo en la piel)

Estos datos permitieron a los modelos de IA reaccionar emocionalmente según el contexto, imitando a un ser vivo.

De la investigación al mercado

Desde su lanzamiento en septiembre de 2024, Intempus dedicó sus primeros meses a investigación pura. Hoy, Warner ya ha firmado acuerdos con siete empresas de robótica para implementar su tecnología en robots existentes. La empresa forma parte de la prestigiosa Thiel Fellowship, que apoya a jóvenes emprendedores con 200.000 dólares para abandonar sus estudios y dedicarse al 100% a su idea.

Aunque por ahora el enfoque está en “retrofitting” —adaptar robots existentes—, Warner no descarta que en el futuro Intempus construya sus propios robots emocionalmente inteligentes.

“Quiero que alguien vea uno de mis robots y entienda de inmediato que está alegre. Si consigo transmitir una intención o emoción de forma intuitiva, habré cumplido mi misión”, afirma.

Robots más humanos: ¿futuro inevitable?

El objetivo de Intempus no es humanizar a los robots por estética, sino por funcionalidad. Mejorar la comunicación, aumentar la confianza y facilitar la colaboración entre humanos y máquinas es fundamental para el futuro de industrias como la manufactura, la salud y los servicios.

Warner cree que, en los próximos seis meses, podrá demostrar que su tecnología tiene impacto real. Si lo logra, podríamos estar ante una revolución emocional en la robótica.

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