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El sistema financiero de Estados Unidos ha recibido una señal de fortaleza en medio de la incertidumbre económica global: el Fondo de Seguro de Depósitos (Deposit Insurance Fund, o DIF) administrado por la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) está en camino de alcanzar su proporción de reservas objetivo para finales de 2025. Esto representa un adelanto de casi tres años con respecto al calendario previsto originalmente.
El DIF es un pilar del sistema bancario estadounidense. Fue creado para proteger a los depositantes en caso de quiebra bancaria, garantizando que los clientes de bancos asegurados por la FDIC no pierdan sus fondos hasta el límite cubierto. La ley exige que este fondo mantenga una proporción mínima de reservas del 1.35% con respecto a los depósitos asegurados.
Según el último informe de la FDIC, al cierre de 2024 el fondo tenía un balance de 137.1 mil millones de dólares, lo que representa un ratio del 1.28%. Aunque aún no se ha alcanzado el umbral legal, el progreso sostenido indica que se superará sin necesidad de ajustes extraordinarios.
El fondo se ha estado reconstruyendo desde 2020, cuando un aumento masivo de depósitos durante la pandemia hizo que el ratio cayera por debajo del mínimo legal. Desde entonces, la FDIC ha aplicado una estrategia gradual de restauración, principalmente mediante el cobro de tarifas trimestrales a los bancos asegurados.
Durante una reunión reciente de la junta directiva, el presidente interino de la FDIC, Travis Hill, sugirió reconsiderar cómo se calcula el ratio de reservas. En lugar de usar los depósitos asegurados como base para medir la salud del fondo, planteó la posibilidad de utilizar la base de evaluación general, es decir, todos los activos sujetos a las tarifas de seguro, lo cual podría reflejar mejor la exposición real al riesgo.
Hill señaló: “La FDIC dejó de aplicar tarifas basadas únicamente en los depósitos asegurados hace años, lo que ha generado un desajuste entre cómo se recauda el fondo y cómo se mide su solidez. Es un buen momento para evaluar opciones alternativas.”
Este debate llega en un momento en que la salud del sistema bancario sigue bajo el escrutinio del público y de los reguladores, especialmente tras las tensiones financieras vividas en los últimos años, incluyendo quiebras bancarias de alto perfil.
La FDIC está obligada por ley a resolver quiebras bancarias utilizando siempre el método menos costoso para el fondo. Por tanto, asegurar su estabilidad y sostenibilidad es clave para la confianza pública y para mantener el sistema financiero a salvo de crisis sistémicas.
Este avance significativo del DIF, aunque técnico en apariencia, podría reducir presiones sobre los bancos y sobre la propia FDIC, al demostrar que el sistema cuenta con los recursos necesarios para enfrentar eventuales problemas sin recurrir a rescates o medidas extraordinarias. No obstante, el debate sobre cómo medir y administrar esos recursos continuará siendo parte de la conversación entre reguladores y actores del sector financiero.